Por Arantxa Odriozola, manager AON Rewards & Performance
La forma de trabajar en las organizaciones está cambiando a un ritmo acelerado como consecuencia de la era digital en la que estamos inmersos. La globalización y automatización han creado un mercado laboral cada vez más competitivo, por lo que es fundamental que las organizaciones doten a sus empleados de los recursos necesarios para desarrollar nuevas habilidades y conocimientos para progresar en el futuro. Más allá de la inversión en tecnología, la inversión en las personas será el motor que impulse el cambio.
Las organizaciones han desarrollado sus estrategias de digitalización y ahora, para poder implantarlas, es donde entran en juego los conceptos de upskilling y reskilling como dos estrategias clave que pueden utilizarse para mitigar las futuras carencias de habilidades y competencias de las personas en el ámbito laboral.
¿Qué significado tienen los conceptos de reskilling y upskilling?
Upskilling implica progresar en la carrera profesional a través de la mejora y el desarrollo de las habilidades que ya posee el empleado en un campo de trabajo determinado. Se puede entender como la forma de mantenerse actualizado en el ámbito laboral y estar preparado para oportunidades de trabajo futuras.
El reskilling, sin embargo, es un concepto más amplio e implica alejarse de lo que la persona conoce de su puesto de trabajo y adquirir nuevas habilidades sobre un ámbito laboral del que no se tiene experiencia o conocimiento previo. Es una forma de adaptarse a los cambios en el mercado laboral y prepararse para nuevas oportunidades de trabajo. En este aspecto, hay una gran diferencia entre las habilidades que ya se tienen y a través de las cuales un profesional se desarrolla en el actual puesto de trabajo y las nuevas que se han de adquirir.
Ambos procesos son importantes para:
• Cualquier persona que quiera ser competitiva en el mercado laboral, con el objetivo de tener la capacidad de adaptarse a los cambios.
• Las compañías que necesitan personas que se adapten a las nuevas formas de trabajo y a las competencias que van a ser necesarias en un futuro no tan lejano.
Gracias a los procesos de upskilling y reskilling, las organizaciones contarán con equipos más ágiles, comprometidos y alineados con la estrategia empresarial, mejorando de esta forma la retención y contando, a la vez, con más talento interno para desempeñar funciones de valor, sin necesidad de invertir en recursos externos.
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(El artículo completo se puede leer EN EL NÚMERO 12 DE LA REVISTA FACTOR HUMANO)