Por Antonio Holgado, líder de Transporte y Logística en ManpowerGroup
El sector de la logística y el transporte ha experimentado una transformación sin precedentes en los últimos años fruto de la globalización, del auge del comercio electrónico y de las demandas cambiantes de los consumidores. Todo ello ha empujado a toda la cadena de suministro a fomentar su capacidad de adaptación y a primar la agilidad para dar respuesta a un entorno en constante evolución.
En todo este proceso que fluctúa por su propia naturaleza, la campaña que arranca con el Black Friday y se alarga hasta la temporada de rebajas, después de Navidad representa un desafío que tensiona la cadena de suministro en todos los rincones del mundo.
Un desafío que se complica aún más en un contexto de un grave desajuste de talento: un 78% de las empresas españolas dicen tener problemas para encontrar los perfiles que necesitan y esta cifra es aún más elevada entre las compañías de logística y transporte (86%), el sector que más sufre sus efectos.
Este fenómeno hace aún más compleja la gestión de los picos de demanda, que pueden ser hasta cinco veces superiores a los niveles normales y ponen a prueba la capacidad de respuesta de una gran parte del sector logístico. Por ello, es crítico poner en marcha una estrategia robusta pero flexible, que permita una rápida escalabilidad en los equipos. Este reto, que es muy propio de la logística y el transporte, es transferible a casi cualquier otro sector porque las oscilaciones en la demanda y el reto de encontrar y gestionar talento necesario son fenómenos cada vez más transversales.
Precisamente las oscilaciones y las campañas como la mencionada deben suponer un incentivo para hacer una gestión integral e integrada de la gestión de personas, entender los recursos y herramientas disponibles y cuándo es más eficiente cada una de ellas.
En la mayoría de los casos, contar con plantillas exclusivamente fijas es ineficiente y económicamente insostenible. A lo largo del año se producen oscilaciones en la demanda -algunas más previsibles que otras- y muchos de los productos que se fabrican no tiene sentido o no es posible almacenarlos. Esto hace que las necesidades de personal también deban de ajustarse a lo largo del año.
Por ello, la flexibilidad es una necesidad real para garantizar la eficiencia operativa y adoptar una estrategia integral de talento que combine empleados fijos, fijos-discontinuos y temporales es esencial para permitir a la compañía cumplir con la demanda.
Pero el éxito de esta estrategia dependerá de una correcta implementación y de la capacidad de atraer candidatos que valoren y se adapten a este modelo y, sobre todo, que tengan la capacitación y experiencias necesarias para garantizar un buen desempeño. El reto es grande, pero ofrecer la mejor experiencia a los equipos y mejorar la satisfacción y la fidelidad es una ventaja competitiva que le da sentido.
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(El artículo completo se puede leer EN EL NÚMERO 18 DE LA REVISTA FACTOR HUMANO)