El regreso tras las vacaciones de verano no siempre es tan idílico como se espera. Según datos de Adecco, uno de cada tres trabajadores españoles sufre síndrome postvacacional, y hasta un 66% manifiesta síntomas asociados, como apatía, irritabilidad o falta de concentración. Este fenómeno, aunque no está catalogado como enfermedad, se ha convertido en un desafío creciente para las empresas.
Desde Factorial, advierten que la productividad puede caer hasta un 30% durante las primeras semanas de reincorporación, debido a la dificultad de los profesionales para retomar el ritmo laboral después del descanso estival.
El síndrome postvacacional no responde únicamente al final del ocio veraniego. Aspectos como la sobrecarga de tareas pendientes, la calidad de las relaciones laborales, el estilo de liderazgo o incluso la duración de las vacaciones influyen directamente en su aparición. Además, los expertos alertan de que, si los síntomas se prolongan, pueden esconder problemas de mayor calado, como insatisfacción laboral o estrés crónico.
Según Silvia Pina, directora de Perm & Temp Recruitment Services en Hays España, “esta sensación puede durar unos días, pero si no se gestiona bien, puede alargarse e impactar negativamente en la productividad y en el clima laboral”. También añade que “este fenómeno se ha intensificado en los últimos años. Hoy el talento valora el equilibrio, el propósito y la flexibilidad. Si al volver al trabajo estas expectativas no se ven cubiertas, el malestar se hace más evidente.”
Impacto en el negocio
La consecuencia inmediata es una caída en el rendimiento individual y colectivo, con efectos en la operativa y, en algunos casos, en las ventas. Por ello, los especialistas en gestión de personas recomiendan que las organizaciones implementen medidas preventivas: planificar un retorno progresivo, equilibrar la carga de trabajo inicial y fomentar un entorno motivador.
“Las organizaciones que acompañan activamente a sus empleados en este proceso reducen el impacto negativo y favorecen una vuelta más productiva y saludable”, apuntan desde Factorial. Algunas propuestas son:
- Organizar eventos de bienvenida y actividades de team building: Facilitar un regreso progresivo, permitiendo a los empleados reencontrarse con sus compañeros y adaptarse al entorno laboral de forma gradual.
- Revisar y planificar objetivos y tareas: Establecer metas realistas y calendarizadas desde los primeros días para reducir la incertidumbre y aumentar la motivación. Proponer un sistema de recompensas por cumplimiento de objetivos también ayuda a reforzar el compromiso.
- Introducir novedades en la rutina laboral: Iniciativas como ofrecer fruta gratuita semanal, mejoras en las instalaciones o beneficios adicionales (por ejemplo, descuentos en seguros) pueden mejorar la satisfacción y percepción positiva del trabajo.
- Aplicar horarios progresivos cuando sea posible: Extender la jornada de verano (con menos horas y preferentemente por la mañana) unas semanas antes de volver a la jornada completa, para facilitar la adaptación.
«Desde Factorial consideramos fundamental que las empresas comprendan el impacto real del síndrome postvacacional en su capital humano y adopten medidas proactivas para afrontarlo. La correcta gestión de este proceso contribuye a mantener la productividad, el bienestar y el compromiso de los empleados, pilares clave para la competitividad empresarial», afirma Carla Ripa Head of Talent Development. En este sentido, recomiendan que los propios empleados adopten hábitos saludables y pongan en marcha estrategias que les ayuden a afrontar mejor esta etapa de transición: promover una reincorporación gradual, evitar volver a trabajar inmediatamente tras las vacaciones o repartir los días de descanso, son algunas de sus recomendaciones.
Entender y abordar el síndrome postvacacional no solo favorece el bienestar individual, sino que también es una inversión estratégica para mantener la salud organizacional y el rendimiento empresarial durante todo el año.
Septiembre: mes clave para cambios laborales
Por su parte, desde Hays recuerdan que septiembre es también un mes de alto movimiento en el mercado de trabajo. “El síndrome postvacacional actúa como un disparador: si el regreso genera rechazo, probablemente ya existía una desconexión más profunda. Para muchos profesionales, septiembre se convierte en el momento de buscar nuevas oportunidades que encajen mejor con sus valores y expectativas”, apunta Pina.
Según datos de Hays, los principales motivos para un regreso difícil al trabajo son la baja motivación laboral (49%), la falta de desconexión durante las vacaciones (20%) y la presión por rendir desde el primer momento (20%). Lo que antes se veía como una mera adaptación tras el descanso, hoy puede ser un síntoma de desalineación más estructural entre profesional y empresa. En un contexto donde retener y atraer talento es clave para el éxito de las empresas, prestar atención al malestar que puede surgir tras las vacaciones no es solo cuidar el bienestar emocional de los empleados, sino que también tiene implicaciones directas en la productividad, el compromiso y la fidelización del talento.