Siete de cada diez empresas pierden sus créditos de formación bonificada dejando pasar una oportunidad clave para mejorar las competencias de sus equipos sin que ello suponga un coste para la empresa. De hecho, más del 70% de las empresas ignoran esta posibilidad.
El crédito de formación bonificada es una cantidad asignada anualmente por FUNDAE a todas las empresas calculada en función de las cotizaciones realizadas a la Seguridad Social el año anterior. No obstante, si no se utiliza antes del 31 de diciembre este crédito se pierde dejando sin efecto las aportaciones realizadas previamente.
Según datos recientes, menos del 20% de las empresas utiliza este recurso, y muchas de ellas ni siquiera consumen el total del crédito asignado. Esto evidencia un desconocimiento generalizado sobre su funcionamiento y sus beneficios, lo que conlleva que muchas empresas asuman gastos en formación que podrían haberse cubierto sin coste alguno.
Por ejemplo, una empresa con 10 personas en plantilla podría estar perdiendo más de 1.000 euros al año en formación bonificada no utilizada, un importe que podría marcar una gran diferencia en el desarrollo profesional de sus equipos y en el presupuesto anual de la empresa.
Más allá del ahorro económico, la formación bonificada, además, puede ser un factor diferenciador para las empresas, especialmente en la retención de talento. Según encuestas recientes, el 94% de los empleados afirma que permanecería más tiempo en una empresa que invirtiera en su desarrollo profesional.
Más oportunidades tras la Reforma Laboral
Tras la Reforma Laboral las empresas con trabajadores en ERTE disponen de créditos adicionales, que amplían las oportunidades de formar a sus equipos. Por ejemplo, las empresas en ERTE de entre 1 y 9 personas trabajadoras pueden beneficiarse de hasta 425 euros por cada persona trabajadora afectada. La cuantía dependerá del tamaño de la plantilla.
A pesar de estas ventajas, expertos de Grupo2000, centro acreditado en formación bonificada, destaca que muchas empresas aún ignoran esta ventaja y desaprovechan un recurso, que realmente ya han costeado mediante las cotizaciones en contingencia de formación del ejercicio previo.
Además, recuerdan que las aportaciones destinadas a formación están reflejadas mensualmente en las nóminas bajo el concepto de formación profesional, pero si no se convierten en acciones formativas este dinero se pierde definitivamente.