En un mercado laboral marcado por la transformación digital, la innovación constante y la necesidad de adaptabilidad, el equilibrio entre habilidades técnicas (hard skills) y competencias interpersonales (soft skills) se ha consolidado como un factor decisivo para el desarrollo profesional sostenible. Hoy, más que nunca, las empresas valoran no solo el conocimiento técnico, sino también la capacidad de colaborar, liderar, resolver problemas y adaptarse al cambio.
Según el informe The Future of Jobs Report 2025, publicado por el Foro Económico Mundial, el 50% de los trabajadores ha invertido en formación o reciclaje profesional en los últimos años, lo que representa un crecimiento notable respecto al 41% registrado en 2023. Esta tendencia responde a un entorno donde el aprendizaje continuo se ha convertido en un elemento estratégico tanto para los empleados como para las organizaciones.
En este contexto, desde la edtech ODILO han identificado las ocho competencias más demandadas por profesionales y empresas de todo el mundo:
- Análisis de datos
El manejo eficiente de grandes volúmenes de información es hoy una capacidad crítica. La habilidad para recopilar, interpretar y utilizar datos de manera estratégica no solo permite identificar patrones y predecir tendencias, sino también optimizar la toma de decisiones en todas las áreas de una organización. - Dominio de tecnologías
En entornos cada vez más digitalizados, la alfabetización tecnológica va más allá del área IT. El conocimiento en inteligencia artificial, ciberseguridad o herramientas como SQL es clave para incorporar soluciones tecnológicas en el trabajo diario y mejorar la productividad en todos los niveles. - Comunicación efectiva
Saber comunicarse de forma clara, empática y adaptada al interlocutor es una competencia esencial para alinear equipos, gestionar clientes y transmitir ideas con impacto. Esta habilidad se ha convertido en una ventaja competitiva fundamental en contextos laborales híbridos y multiculturales. - Adaptabilidad y flexibilidad
La capacidad de ajustarse rápidamente a cambios, nuevos procesos y desafíos imprevistos es una de las cualidades más valoradas. Ser flexible implica aprender con rapidez, mantener la eficacia en entornos inciertos y contribuir activamente a la resiliencia organizacional. - Pensamiento crítico y resolución de problemas
Las organizaciones buscan perfiles capaces de analizar situaciones complejas, cuestionar supuestos y plantear soluciones innovadoras. Esta habilidad es esencial para afrontar la incertidumbre con criterio y orientar a los equipos hacia decisiones efectivas y sostenibles. - Trabajo en equipo y colaboración
La colaboración entre departamentos con funciones y culturas diversas exige habilidades sociales sólidas. Trabajar en equipo, respetar la diversidad y fomentar la sinergia son factores clave para alcanzar objetivos comunes y construir entornos laborales positivos y productivos. - Liderazgo
Más allá de cargos jerárquicos, se valora el liderazgo distribuido: profesionales capaces de inspirar, coordinar y acompañar a otros. El liderazgo basado en la empatía y la influencia positiva es determinante para impulsar el compromiso, el crecimiento del equipo y la alineación con la visión empresarial. - Creatividad e innovación
La capacidad de pensar “fuera de la caja” es esencial para destacar en un mercado competitivo. Generar ideas nuevas, encontrar soluciones originales y fomentar la innovación continua son habilidades cada vez más demandadas en todos los sectores y niveles organizativos.
“Las empresas están transformando su cultura organizacional hacia el aprendizaje permanente. Desarrollar tanto competencias técnicas como interpersonales ya no es una opción, sino una prioridad estratégica para anticiparse a los cambios del mercado, fortalecer la competitividad y asegurar un crecimiento sostenible”, explica Iván López, VP Corporate Global Sales de ODILO.