La orientación profesional, clave para frenar la fuga de talento joven en las empresas

Aunque los indicadores laborales en España muestran una evolución positiva, la inserción y permanencia de los jóvenes en el empleo continúa siendo uno de los principales retos del mercado laboral. Según datos de Funcas, el 72 % de los jóvenes entre 25 y 29 años está ocupado, una cifra que, pese a la mejora, sigue por debajo de la media europea y refleja las dificultades para consolidar trayectorias profesionales estables.

Más allá de la creación de empleo, los expertos advierten de que el verdadero desafío es lograr que los jóvenes permanezcan y se desarrollen en sus puestos de trabajo. En un contexto marcado por el subempleo y la temporalidad, la orientación profesional emerge como una herramienta estratégica para prevenir abandonos tempranos y fortalecer la vinculación entre talento y empresa.

Desde Taalentfy, compañía malagueña especializada en tecnología para la empleabilidad y el desarrollo del talento, alertan de que una parte significativa de las salidas laborales prematuras se debe a la falta de acompañamiento en las primeras etapas de la carrera profesional. “La orientación no es un servicio complementario, sino una herramienta estratégica para conectar el potencial de cada persona con las oportunidades adecuadas”, señala Alejandro González, CEO y fundador de Taalentfy.

El fenómeno no es menor. De acuerdo con el estudio Claves laborales de la Generación Z: visión a futuro y dinamismo, elaborado por Randstad, cuatro de cada diez jóvenes entre 18 y 28 años dejan su empleo en menos de un año, una cifra once puntos por encima de la media general. Entre las causas más comunes destacan los salarios bajos (40%), la falta de flexibilidad (13%) y la desalineación con los valores de la empresa (11%).

Este desajuste entre expectativas y realidad tiene un alto coste para las organizaciones: pérdida de talento, rotación temprana y mayores gastos en selección y formación. Según estimaciones de PwC, la brecha entre formación, expectativas y demanda laboral representa ya más del 2 % del PIB español. “Cuando una persona entra a trabajar sin tener claro quién es ni qué quiere aportar, es difícil que permanezca. La orientación debería formar parte natural del recorrido profesional, igual que la formación o la evaluación del desempeño”, subraya González.

El directivo también advierte de un vacío tecnológico en los procesos de orientación. En la actualidad, la mayoría de los programas siguen siendo manuales y fragmentados, sin herramientas que permitan evaluar de forma integrada las competencias, motivaciones y potencial de los jóvenes. “Existe un gap tecnológico evidente. Los orientadores carecen de plataformas que digitalicen su trabajo o integren inteligencia artificial para personalizar los itinerarios formativos y profesionales. Ese salto es esencial si queremos conectar educación, tecnología y empleabilidad real”, añade el CEO de Taalentfy.

A pesar de que la Formación Profesional presenta una tasa de inserción laboral cercana al 80 %, una gran parte de los jóvenes abandona su primer empleo antes de cumplir un año, lo que demuestra que el problema no radica tanto en encontrar trabajo como en mantenerse en él.

La orientación profesional, apoyada en tecnología, inteligencia artificial y herramientas de autoconocimiento, se perfila así como un factor decisivo para la retención del talento joven. En un entorno donde atraer ya no basta, comprender y acompañar las motivaciones del talento se convierte en el verdadero diferenciador entre las empresas que retienen y las que pierden a su gente.