Por Mireia Del Pozo, presidenta del CEDE (Centro de Estudios de las Mujeres de Europa)
La tecnología ha avanzado rápidamente en los últimos años y ha revolucionado la forma en que interactuamos y nos comunicamos. Sin embargo, no todas las personas tienen las mismas oportunidades y acceso a la tecnología, y las mujeres somos una de las poblaciones más afectadas por la brecha digital. Para abordar este problema, es necesario adoptar una perspectiva de género en el diseño y desarrollo de tecnología.
La digitalización nos ofrece una gran oportunidad para la capacitación, el aprendizaje y la formación. También para compartir nuestra voz y participar activamente en la sociedad, especialmente en las zonas rurales o periféricas, y en la escolaridad. A esta meta solo llegaremos desde la acción de empresas, entidades e instituciones, y será entonces cuando se instaure la auténtica democracia por equidad y justicia social.
Para ello, es esencial garantizar que las mujeres accedan a la tecnología y que puedan tener la capacitación necesaria para aprovechar al máximo las oportunidades que ésta ofrece. Además, es importante abordar los obstáculos que enfrentan las mujeres en el acceso y el uso de la tecnología, así como la falta de acceso a internet, de habilidades digitales y la violencia en línea.
La perspectiva de género debe ser un componente central en el diseño y desarrollo de tecnología, y las mujeres debemos estar presentes en todos los procesos digitales, desde el diseño hasta la creación y el desarrollo. Esto puede ayudar a frenar la violencia online y garantizar que el mundo digital sea proporcional a la demografía, en la que las mujeres representamos el 52%.
Digitalización empresarial: cómo afecta el teletrabajo a las mujeres
Para rediseñar el espacio digital y reconfigurar los algoritmos, es necesario incentivar y apoyar el emprendimiento femenino y la democratización digital. El potencial del teletrabajo en este ámbito es incuestionable, y también puede ayudar a cerrar la brecha de género y garantizar que las mujeres se beneficien plenamente de las oportunidades que ofrece la tecnología.
La problemática en este ámbito se encuentra en la necesidad de buscar el equilibro entre vida laboral y familiar, algo que afecta definitivamente más a la población femenina. El bienestar de las mujeres se puede ver afectado por esta situación. Según datos publicados este mismo año por el Parlamento Europeo, el aumento del teletrabajo y sus efectos en la conciliación laboral y familiar ha afectado a la salud mental de las mujeres. De hecho, cuando en plena pandemia las empresas enviaban a sus empleados a teletrabajar, fueron más mujeres que hombres las que tuvieron que trabajar desde casa (un 13% frente a un 11,2%). En el caso de personas que teletrabajaban a tiempo completo con niños pequeños en casa, más del 27% de las mujeres mostraron dificultades para concentrarse, frente al 19% de los hombres. En otras palabras, las mujeres siguen teniendo más responsabilidades familiares que los hombres.
Podemos pensar que esto beneficia a las mujeres, que aumenta sus posibilidades de conciliar, y no es cierto. Cuando el teletrabajo se impone por cuestiones ajenas a las de la propia conciliación, la situación laboral y personal de las mujeres se ve afectada de forma negativa.
En conclusión, la digitalización es esencial para la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. Con educación, concienciación y acción, podemos lograr una digitalización equitativa e inclusiva que beneficie a todas las personas. La tecnología con perspectiva de género puede ser una herramienta poderosa para promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, pero es necesario abordar los riesgos y desafíos asociados con el uso de la tecnología y garantizar que la perspectiva de género esté presente en todos los procesos digitales. Las mujeres necesitan un entorno digital seguro, y en especial las menores que acceden a internet a una edad cada vez más temprana.