Sólo el 7% de los ocupados teletrabaja habitualmente, la tasa más baja desde el comienzo de la pandemia

Sólo el 6,9% de la población ocupada teletrabaja habitualmente -más de la mitad de los días en los que llevan a cabo su profesión-, un porcentaje que se traduce en 1.406.200 trabajadores en nuestro país, según datos de Randstad. Ambas cifras son las más bajas desde que estalló la crisis sanitaria.  

Teletrabajo Recurso RandstadRandstad, la empresa especializada en RRHH, ha llevado a cabo un estudio sobre la evolución del número de profesionales que desempeñan su labor desde sus domicilios. Para ello, ha estudiado datos procedentes del Instituto Nacional de Estadística (INE) desde que estalló la crisis sanitaria.

La firma destaca que apenas el 6,9% de la población ocupada teletrabaja habitualmente, es decir, más de la mitad de los días en los que llevan a cabo su profesión, un porcentaje que se traduce en 1.406.200 trabajadores en nuestro país. Ambas cifras son las más bajas desde que estalló la crisis sanitaria, siendo un 24% inferior al volumen de profesionales que teletrabajan hace un año, cerca de 1,85 millones.

Analizando la evolución del teletrabajo desde la irrupción del coronavirus se confirma cómo esta modalidad de desempeño resultó fundamental para nuestra economía en los momentos más difíciles de la crisis sanitaria, durante el segundo trimestre de 2020. En ese periodo, más de tres millones de profesionales teletrabajaron, es decir, el 16,2% de la población ocupada.

Hasta principios de 2021, las cifras de teletrabajo se mantuvieron estables, alrededor del 10% de los ocupados trabajaron de forma remota, es decir, aproximadamente dos millones de profesionales. Pero desde entonces, este indicador no ha dejado de caer trimestre tras trimestre, hasta el 6,9% actual, 1,4 millones de profesionales.

Cataluña y la Comunidad de Madrid, líderes en teletrabajo

Este estudio también ha tenido en cuenta la situación del teletrabajo a nivel autonómico. Randstad destaca que la Comunidad de Madrid, donde el 12,5% de los ocupados trabajan desde sus casas más de la mitad de los días, y Cataluña, donde lo hacen el 7,6%, son las comunidades donde mayor peso tienen estos trabajadores. Junto a Asturias, donde teletrabajan el 7,3% de los profesionales, son las tres únicas autonomías por encima de la media nacional (6,9%).

Con porcentajes más moderados se encuentran la Comunidad Valenciana (6,4%), Galicia (5,9%), Andalucía (5,6%), Canarias, Euskadi (ambas con el 5,4%), Cantabria (5,3%), Aragón (5,1%), Extremadura (4,6%), Castilla y León (4,4%) y la Región de Murcia (4,3%). Cierran la lista Baleares, Castilla-La Mancha (las dos con el 4,2%), La Rioja (3,8%) y Navarra (3,2%).

Los mayores volúmenes de ocupados que trabajan desde sus casas de manera habitual, todos ellos por encima de 100.000 profesionales, se registran en la Comunidad de Madrid (404.700), Cataluña (269.000), Andalucía (184.600) y la Comunidad Valenciana (138.400). La suma de estas cuatro comunidades supone el 70,9% del total del país.

Por otra parte, Extremadura (10,3%) y Cantabria (4,7%) han sido las únicas regiones donde ha aumentado el número de ocupados que suelen teletrabajar con respecto a hace un año, al segundo trimestre de 2022.

Teletrabajo RecursoYa registrando caídas, aunque menos acusadas que la media nacional (-24%), se encuentran Euskadi (-6%), la Comunidad Valenciana (-8,1%), Canarias (-12,4%), Aragón (-15,3%), Andalucía (-17,6%), Galicia, Asturias (-17,7%) y la Región de Murcia (-19,3%).

Los mayores descensos tuvieron lugar en Castilla-La Mancha (-25,1%), Catalunya (-28,9%), la Comunidad de Madrid (-30,6%), Castilla y León (-32,1%), Navarra (-33,3%), La Rioja (-40%) y Baleares (-45,3%).

Teletrabajo sólo para una parte de la población

Actualmente, los datos de teletrabajo tanto real como potencial muestran que se trata de un fenómeno masivo pero concentrado en trabajadores con determinado perfil: un nivel educativo alto, con sectores de actividad y ocupaciones concretos.

Por ejemplo, los últimos datos señalan que, en sectores como la hostelería, el teletrabajo fue muy poco habitual, con valores de ocupados que trabajaron desde su domicilio ocasionalmente o más de la mitad de los días menores al 10%. Por otro lado, en sectores como las finanzas, seguros, actividades profesionales, científicas y técnicas o de información y comunicaciones estos valores superan el 40%. Esto está relacionado con factores estructurales, como el conjunto de tareas que se realizan en cada sector y en cada ocupación, lo que determina la posibilidad de teletrabajar con la tecnología actual.

Y en lo que se refiere a nivel educativo, el informe de Randstad Research llama la atención sobre el hecho de que casi cuatro de cada cinco personas (79,5%) que teletrabajaron ocasionalmente o más de la mitad de los días en España en el primer trimestre de 2021 tenían educación superior.

Vivienda adecuada, conciliación y capacidades digitales

Teletrabajo recurso ordenador casaRandstad destaca que el 41,5% de las viviendas en España no son adecuadas para el teletrabajo, lo cual no sólo redunda negativamente en la productividad de los profesionales, sino también en sus posibilidades de conciliar la vida familiar con la profesional.

El estudio considera como vivienda adecuada para el teletrabajo aquella con un espacio adecuado para teletrabajar, como un despacho u oficina, es decir, una habitación que no es utilizada como dormitorio.

Por otro lado, la delimitación del tiempo del teletrabajo es uno de los principales escollos a los que se enfrenta esta modalidad laboral. El teletrabajo es una manera muy apreciada por los trabajadores para mejorar la conciliación de su vida familiar y laboral, aunque se puede llegar a empeorarla, ya que se corre el riesgo de que el tiempo de trabajo y el personal terminen mezclándose.

Las capacidades tecnológicas de los profesionales que pueden optar al teletrabajo resultan cruciales para que puedan desempeñar su labor en remoto. Esta realidad es una derivada más de la denominada brecha digital, que provoca que los profesionales que carecen de competencias digitales ven reducida su empleabilidad y, por tanto, sus oportunidades y posibilidades de desarrollo.

 

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