El muro de cristal de la salud corporativa

Por Gonzalo Cámara, CEO de Hewego.

Gonzalo Cámara - CEO HewegoResulta casi imposible pasar 24 horas sin escuchar o leer términos como big data, inteligencia artificial, blockchain, internet de las cosas, realidad aumentada o realidad virtual.

Las nuevas tecnologías están presentes en prácticamente todos los ámbitos de la vida, y uno de ellos es la salud. De hecho, el sector de la salud digital o eHealth no para de crecer y evolucionar. Un dato: la inversión global en salud digital creció un 1200% entre 2010 y 2018.

Esta revolución tecnológica ha puesto a nuestro alcance apps y dispositivos que nos ayudan a registrar el deporte que realizamos, lo que comemos o cómo dormimos. Gracias a la información que nos aportan multitud de datos monitorizados, podemos tomar decisiones para mejorar nuestra salud y bienestar.

Sin embargo, cuando miramos hacia la salud en el ámbito laboral da la sensación de que un muro de cristal impide que los avances tecnológicos lleguen a las empresas para impulsar la promoción de la salud de sus trabajadores.

Según el Informe Adecco 2019, el coste del absentismo para las empresas en España ese año fue de 85.000 millones de euros. Si dividimos esa cantidad entre los casi 20 millones de trabajadores que hay en España, sale que a cada empresa el absentismo le costó de media más de 4.000 euros por trabajador. Ahora cada uno que eche sus cuentas.

¿Por qué los responsables de las organizaciones pueden conocer con precisión, gracias a la tecnología, cuáles han sido sus horas de sueño profundo de la pasada noche y, sin embargo, no tienen soluciones basadas en esa misma tecnología para cortar la hemorragia de miles y, en algunos casos, millones de euros que causan los problemas de salud en sus organizaciones?

Aquí van tres estrategias para derribar el muro de cristal:

La salud es una

Aunque administrativa y legalmente tenga sentido distinguir la salud laboral de la personal, a nivel operativo supone un lastre no hacer un abordaje global de la salud. Más allá de consideraciones humanas y morales, de la salud y bienestar de los trabajadores depende en gran medida su productividad.

Con números se entiende mejor: En España hay 15 millones de enfermos crónicos de bajo riesgo con enfermedades como diabetes, hipertensión, problemas musculares y articulares, alergias y estrés. Por ejemplo, según un estudio de 2019 del Consejo General de Psicología de España, 12,5 millones de españoles sentían estrés de manera frecuente o continuada.

De estos datos podemos sacar por lo menos dos conclusiones:

  • Una, que los principales problemas de salud de los españoles se pueden atajar con hábitos de vida saludable, algo que no sólo depende de sus condiciones laborales.
  • Y otra, que es imposible definir la frontera entre el ámbito laboral o no laboral de muchos de los problemas de salud de los trabajadores. Se necesitan las mismas habilidades para la vida en el trabajo como fuera de él. Por tanto, más que separar esos ámbitos de la salud, debemos integrarlos y potenciar las habilidades emocionales, sociales y cognitivas para mejorar el bienestar de las personas de forma global.

 

Todos los neologismos mencionados al comienzo de este artículo permiten ofrecer a los trabajadores contenidos personalizados que engloben distintas dimensiones de su salud. Y lo mejor de todo, la dispersión geográfica ya no es un problema. Los dispositivos móviles permiten llegar a cualquier trabajador en cualquier momento y en cualquier lugar.

Conclusión: se debería pasar de un enfoque evitativo en el que las empresas toman medidas para evitar ser sancionadas por perjudicar la salud de sus trabajadores, a un enfoque salutífero con el que las empresas tomen las medidas oportunas, proporcionadas y económicamente viables para fomentar de forma global, eficaz y eficiente la salud y bienestar de sus trabajadores.

Medir para decidir

correr deporte saludYa no nos tenemos que conformar con mediciones puntuales de los KPIs. Gracias a las nuevas tecnologías, podemos construir modelos que monitorizan KPIs de salud y desempeño, que hacen partícipes a los trabajadores para tener en cuenta sus necesidades e intereses; que nos permiten predecir futuros escenarios a partir del análisis de variables retrospectivas; y que traducen datos de salud y de desempeño laboral a datos económicos. Estos modelos van a ser los mejores aliados de los responsables de las organizaciones a la hora de tomar decisiones a nivel estratégico, operativo y financiero gracias a saber cómo van a recuperar la inversión hecha en promoción de la salud y cómo van a hacer que su empresa sea más competitiva.

Eso sí, si vamos a medir KPIs, es fundamental saber qué KPIs medir. Si preguntamos a los responsables de las organizaciones cuál es el absentismo de su organización, contestan en un segundo. Si les preguntamos qué coste económico supone ese absentismo para su organización, comienzan las divagaciones. Y si preguntamos por el presentismo, acabaremos hablando del tiempo. Y es que el absentismo permite poner en marcha mecanismos correctores para la recuperación y reincorporación del trabajador, pero el presentismo muchas veces es invisible y no se ponen los medios necesarios para corregirlo, por lo que puede suponer una enorme pérdida de productividad. Por ejemplo, en el año 2009 una publicación de la Red Europea para la Promoción de la Salud en el Lugar de Trabajo (www.enwhp.org) hacía referencia a un estudio realizado en el Reino Unido según el cual el coste económico por la pérdida de productividad por presentismo era casi el doble que el coste por bajas laborales relacionadas con problemas de salud mental.

Conclusión: es fundamental monitorizar los indicadores adecuados para no obtener resultados sesgados. Con las medidas y mediciones adecuadas será fácil descubrir que promocionar estilos de vida saludable no es un gasto, sino una inversión, y muy rentable.

Todos a una

La promoción de la salud debe formar parte de la estrategia global de la empresa. Por ejemplo, programas de promoción de la salud en entornos de inestabilidad laboral van a dar resultados sesgados. En ese caso, por ejemplo, puede haber menos absentismo, por miedo a ser despedido, pero más presentismo. Por eso es fundamental un abordaje honesto por parte de la organización.

Y si el éxito de la promoción de la salud en la empresa es generar cambios en los hábitos de los trabajadores, no puede faltar el compromiso de los protagonistas: los trabajadores. Una actitud receptiva, responsable y comprometida con su propia salud y con su yo del futuro serán fundamentales. Vamos, que hace falta una buena campaña de comunicación.

Conclusión: el propósito de la promoción de la salud ha de ser fomentar la autogestión de la salud ayudando a las personas a tomar mejores decisiones sobre su salud y bienestar. Esto requiere que cada persona tenga una actitud proactiva respecto a su salud y bienestar.

 

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